Esto ocurre un domingo 11 de mayo a la tarde. Llueve. Pero no llueve: hay como unas gotitas en suspensión, una lloviznita, unos chubascos por ahí. La onda es poner la pava y pegar la nariz al vidrio o a algún libro; los más inquietos se van a dar cuenta de que es domingo y hay feria. Seguro que en algún lugar hay una feria de artesanos y otras yerbas.
Pero, ¿dónde? En Alta Córdoba, me fijo. Hay que ir a ver qué onda. Agarro la mochila y la tarjeta del bus.
Check Out era el lugar donde estaban cocinando la feria que ese domingo necesitaba.
Ay, Charo! y su propuesta integral: muñecos adorables, frazadas personalizadas y las antiparras para cuando por fin te dejan dormir los peques.
Había cantidad de puestos, me fijé apenas entraba. Las mesitas y las galerías, sumadas a la decoración del bar, hacían que el ambiente fuese bien cálido como para olvidarse del gris de la tarde.
Las creaciones country mágicas de RiverMar. Los sofisticados Espejos Chic intervenidos por Verónica Ginsitsky.
El Roperito y su versión aggiornada de las muñecas de papel para jugar con las prendas.
La propuesta de crear vestimentas con sencillos trozos de tela es demasiado buena. Si tenés que regalarle algo a una nena de 12 que no se despega de la compu, o si querés quedar bien con esa chica que te gusta y estudia diseño de modas, no lo dudes. Cuando ya había jugado lo suficiente con las telitas seguí con mi recorrido. Me esperaba mucho diseño, mucho color y muchas ideas divertidas. Clic, pum, pam.
Viva la Vida y sus reproducciones cuidadísimas.
Las vedettes eran estas zapas, sin duda.
El stand de Aluvión, editorial con bellas bitácoras, cuadernos y sobre todo altos títulos. Recomendadísimo.
Los feriantes te esperaban con la mejor onda, mientras varios grupos de domingueros aguerridos se sucedían, paseando y admirando lo que había para ofrecer.
La propuesta culinaria de ZigZag Deco, para grandes y chicos.
Colores y armonía presentes en los trabajos de Selva Omara.
Santisima Look y su mini- feria americana.
Lima Limona Arte: pinceladas certeras y miniaturas eróticas.
A todo esto, en un momento me doy vuelta y me quedo mirando la barra del bar, medio embobada. Había como dos lemon pie y tres tartas varias esperándome al lado de una máquina de café. Tuve que tomarme un momento y volver a recordar cuál era mi misión. A no distraerse.
Y entonces este muchacho de Sabores de Otoño me dice que hay mermeladas de tomate y de pera. Como para que no le dé hambre a uno.
Mi misión: la misma que la de Florencia Roldán, capturar momentos. Sus paisajes son cautivantes.
Chacana: macramé y mates criollos y uruguayos, atenti.
Al final me iba a tomar un cortadito con torta, pero me pintó urgencia. La había pasado mucho mejor de lo que esperaba, entre los feriantes y la gente del bar, ¿para qué darme otra oportunidad de meter finalmente la pata? Ya estaban dándome ganas de caminar bajo el aire limpito de la lluvia.
Ésta era la tercera edición, así que esperamos la próxima algún otro domingo hambriento de paseos. Si quieren seguir viendo cositas lindas un rato más, visiten:
– Aluvión
un paseo por aquí. 